Se pone el énfasis en aprender a aprender. Aprender es un proceso, no se pone énfasis sólo en producto, en el resultado: importa el camino, que cada cual lo hace a su ritmo, a su manera. Se fomenta el conocimiento de sí mimo, alentando los aciertos y revisando el camino hecho, para llegar a un conocimiento. Nos preocupamos por los resultados que cada niño alcanza en función de su potencial. No se realizan comparaciones con otros niños. Las evaluaciones, que se hacen desde los 8 años en adelante, no tienen calificación cuantitativa. Se parte de la propia experiencia para llegar a los conocimientos más abstractos. Es así como las paredes de la escuela se vuelven transparentes y entonces vamos al jardín, al balneario, a visitar al zapatero, a la vecina o viene a la escuela un hombre que viaja y que nos cuenta de un lago de Bolivia o un músico a ofrecernos un concierto de flauta traversa, dulce o cajón peruano. Acompañamos los ciclos de la Naturaleza, recibiendo cada estación con una fiesta, Ese devenir constante otorga a nuestra vida ritmos que debemos acompañar concientemente . Los chicos se autoevalúan. Existe el espacio para ello tanto en el aula como en los informes escritos u orales.