En León, la sistematización de las buenas prácticas nos permiten evaluar desde una óptica cualitativa, las estrategias implementadas en cada uno de los programas. Son indicadores del impacto pretendido, de que las cosas "se están movilizando" o de que algo "está sucediendo". A veces las buenas prácticas son sólo un pequeño brote en la Huerta de un barrio, o la sonrisa de un paciente, o un joven con nariz de payaso. Pero detrás de esas pequeñas cosas, hay todo un movimiento, un proceso, una avalancha de microtransformaciones que buscan cambios permanentes en la vida de las personas que acompañamos.