Puente a la inclusión en Río Cuarto
Una cooperativa de trabajo se dedica a la fabricación de pizzas congeladas.
Al sur de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba, se encuentra la Ciudad de los Niños, predio de cinco hectáreas que cuenta con viviendas que albergan a chicos en situación de vulnerabilidad y una escuela con nivel primario y secundario. La misión de la entidad es dar contención a los niños y volver a incluirlos en el sistema educativo, pero en 2016 se presentó la necesidad de facilitar también la salida laboral de los egresados. Así nació una cooperativa que elabora pizzas congeladas.
Gabriela González es la directora del establecimiento, y, a la vez, junto con exalumnos y otros docentes, es asociada a la Cooperativa de Trabajo Divino Niño, que tomó el nombre de la escuela. Dentro del establecimiento ya existían como emprendimientos cooperativos escolares un quiosco y una radio. También un anexo para aprender oficios y una huerta orgánica. Sin embargo, decidieron ir por más.
“Logramos afianzar un grupo de exalumnos y producimos pizzas desde el año pasado; los docentes integramos la cooperativa, pero los protagonistas principales son los jóvenes egresados de esta experiencia educativa, que actúa como escuela puente hacia la inclusión”, explica la directora durante la visita de Acción, a la que se sumó Sebastián Tonelli, en representación de la filial Córdoba del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
"Egresé hace dos años y comencé a estudiar para ser maestra jardinera, pero necesitaba ayudar a mis padres –agrega Tania Coria, otra de las asociadas–, así que acepté la invitación de integrar esta cooperativa, sobre la que veníamos hablando en el aula desde hacía bastante. Esto me permite trabajar por la mañana, estudiar y demostrar mi agradecimiento, porque acá nos dieron un montonazo. Somos doce socios; los más jóvenes nos encargamos de la producción y comercialización de las pizzas".
La fábrica se montó en la cocina del salón de usos múltiples de la escuela y, gracias a la ayuda comunitaria, se compraron todos los implementos necesarios para comenzar a producir. Con el tiempo, lograron pizzas de gran calidad y a un precio muy competitivo. Mauro Aguilera, profesor del Taller de Cocina, subraya: “Desde el comienzo estoy con los chicos produciendo; cuando nació la idea, pensamos en la prepizza por su simplicidad y nos dimos cuenta de que era mejor venderlas congeladas y listas para consumir; esto nos permitió tener stock, ya que se conservan por un mes. Hacemos 100 pizzas por semana”. Entre los aspectos a mejorar se encuentra la logística. “Tenemos que ajustar el sistema de llegada a la gente sin que la distribución sea un gran costo. Ahora comercializamos dentro de la comunidad educativa, pero ya conocen en Río Cuarto nuestras pizzas, porque participamos en las ferias Fericambio y Barrial de Alimentos”, dice Aguilera.
"Hace falta conciencia política desde los Estados para apoyar estas cooperativas, a las que se debería acompañar para que se desarrollen en plenitud", comenta Sebastián Tonelli. Y destaca que se está asesorando a la entidad sobre microcréditos. "Estamos pensando además en un salón fijo dentro de la ciudad para que se exhiban y vendan productos y servicios cooperativos de todo tipo –anuncia el dirigente–. Podríamos sumarlos y que interactúen con otras cooperativas en red para potenciarse".
Texto y foto: Bibiana Fulchieri
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