Las mujeres realizamos tareas que son vitales para el desarrollo de la sociedad: mantener el hogar limpio, cuidar a los hijos, elaborar los alimentos, entre muchas otras que procuran bienestar a la sociedad y que requieren la puesta en juego de innumerables capacidades y dedicación continua. Este trabajo no es suficientemente reconocido porque se desarrolla en el ámbito privado, separado del ámbito público en el que los sujetos trabajan e intercambian los productos de sus trabajos. De esta forma, las tareas domésticas fueron históricamente significadas como un no-trabajo, como el ejercicio de una actividad que convenientemente se nombra así, tarea, quehacer, ayuda, para soslayar la dimensión económica que implica la categoría de trabajo y por lo tanto disimular una injusticia. El SACRA nació el 12 de marzo de 1983 en Tucumán y se organizó en todas las provincias argentinas para dar una respuesta colectiva, solidaria y organizada a las mujeres; potenciar las oportunidades y construir herramientas de inclusión y ampliación de derechos: El desafío es derribar las barreras conceptuales que dividen lo público y de lo privado, para lograr una sociedad con justicia y equidad. Pero unas pocas no bastamos para hacer visible lo invisible…, hacemos falta muchas mujeres comprometidas para lograr el reconocimiento del valor social que tiene el trabajo que realizamos día a día puertas adentro en nuestros hogares, del trabajo comunitario que tantas veces ha permitido a nuestro pueblo enfrentar las crisis más difíciles y por supuesto para conquistar en la práctica la equidad en el trabajo remunerado que la ley nos otorga. Unos de los esfuerzos principales del SACRA en estos últimos años estuvo destinado a gestionar e informar en materia previsional. La política desarrollada, primero con las pensiones para adultos mayores y madres de siete hijos y luego con la jubilación anticipada y las moratorias, ha significado la más formidable y masiva política gubernamental de inclusión de las mujeres que fueron el 85% del total de personas alcanzadas. Muchas de ellas amas de casa que no tuvieron sueldo y otras que por atender sus familias tuvieron que dejar el trabajo remunerado, Todas ellas se reencontraron, a través de su jubilación, con el merecido reconocimiento a una vida de trabajo y con el efectivo ejercicio de sus derecho
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