Mercado Bonpland, economía solidaria en las calles de Palermo.
Gestionado por un grupo de cooperativas, esta experiencia acerca productos de la economía popular a residentes y turistas.
Una imponente fachada blanca se erige en las calles de Palermo, un colorido cartel anuncia que ahí funciona el Mercado Bonpland. Antiguamente el espacio pertenecía a la familia Alvear que a principios del siglo XX lo donó a la ciudad con la condición de que allí funcionara un mercado. Más de cien años después sus puertas siguen abiertas y alberga a un grupo de cooperativas que llenan el lugar de ofertas de la economía popular.
Con un sistema de cooperadora, las cooperativas organizan, financian y gestionan el funcionamiento de lugar. Anualmente eligen quién tendrá a cargo la presidencia del espacio. La duración del mandato es de un año, y nunca la misma organización puede estar a cargo por más de dos periodos. De esta manera aseguran la participación democrática de todos. La experiencia propone que el espacio sea sostenible y ponga en valor la relación directa entre el consumidor y el productor, promoviendo el comercio justo, el consumo responsable, el cuidado del medio ambiente a través de la producción agroecológica y la producción artesanal sin explotación, ni trabajo infantil.
Soncko argentino es una de las tantas cooperativas que funcionan en el mercado, y actualmente preside la cooperadora del lugar. Rosa, presidenta de Soncko, explica que la mayor dificultad con la que combaten es el espacio de comercialización, que piensan como un lugar donde se da el encuentro entre productores y consumidores, generando así diferentes formas de consumo. Más comprometido, sustentable y solidario.
La cooperativa, cuyo nombre en quechua significa corazón, se conformó en el año 2015 como productora textil contando con un taller en Ciudadela, y actualmente, con un local en el Mercado Bonpland. Cuenta con 12 integrantes que, de forma horizontal, administran, deciden y producen en un entorno democrático que busca poner de manifiesto que es posible pensar formas no convencionales de organización a la hora de conformar un proyecto productivo.
También, comenta que accedieron, por medio del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, a un microcrédito que fue destinado a la compra de insumos para mejorar la capacidad productiva y poder profundizar, aún más, el proyecto que llevan adelante. Agrega que con el programa Mercados de Cercanía, que financia proyectos, pudieron acceder a mejoras del espacio, desde pisos y techos, hasta las luminarias del lugar.
Taller de tejido y rincón de cuentos, son dos actividades que brindan a la comunidad, pensando siempre en la posibilidad de ampliarlos y sumar nuevos espacios, a fin de que el mercado no solo sea un punto de intercambio de mercaderías, sino también, un espacio de encuentro y participación para la comunidad. Rosa, comenta que hay una muy buena relación con los consumidores, clientes fieles que apoyan el lugar, modificando sus formas de consumo y alimentación, pues los alimentos son uno de los tantos productos que se pueden conseguir.
El Mercado Bonpland se financia, en la actualidad, a partir de una cantina que crearon desde la cooperadora. Lo recaudado por dicho espacio se utiliza para el mantenimiento del lugar que, al ser tan grande, genera importantes costos. La cantina es dirigida por la cooperativa que tenga la presidencia, aunque, el proceso es de carácter horizontal generando que las decisiones sean colectivas y democráticas.
Esta experiencia, que lleva años funcionando, interviene en las formas de consumo acercándolas a experiencias de alimentación libres de pesticidas y químicos, y en el caso de Soncko argentino, prendas y artículos textiles de primera línea confeccionados por artesanos. Actualmente cuentan con una fiel clientela que elige el Mercado Bonpland para hacer sus compras. Rosa cuenta que, a pesar de que quedan por delante muchos obstáculos, siempre están pensando cómo mejorar la propuesta y llegar a mayor cantidad de público.