29 de Abril de 2019

Ponerse la camiseta: Textil Sion

La cooperativa está ubicada en Isidro Casanova.

En el Antiguo Testamento se menciona al Monte Sion como una fortaleza jebusea conquistada por el rey David que se encontraba situada en una colina de la actual Jerusalén. Inspirada en esa referencia bíblica, la familia Becerra fundó, junto con un grupo de vecinos, una cooperativa en la cual todos se sienten protegidos y desde la que dan una batalla diaria para salir adelante.

Todo comenzó hace 20 años, cuando Carlos Becerra, actual presidente de la entidad, y su esposa, Norma Cisterna, empezaron a realizar, en la mesa de la cocina de su casa, estampados y serigrafías en remeras de conocidos y amigos. El “boca a boca” y las buenas referencias en el barrio El tambo, de la localidad bonaerense de Isidro Casanova, surtieron efecto y los pedidos de trabajo se multiplicaron. “Empezamos a sumar gente para realizar las tareas y así fue que conocimos gente de otras cooperativas. Eso nos incentivó a crear nuestra cooperativa de trabajo”, cuenta con orgullo Cisterna, hoy secretaria de la cooperativa, mientras convida un mate.

La cooperativa de trabajo Sion fue fundada en 2014 y hoy está conformada por ocho asociados que, además, de las tareas textiles hacen un poco de todo. “Si hay que hacer carpintería, lo hacemos, y si hay que edificar, también”, dice Diego Agüero, vocal de la entidad.

El primer trabajo grande fue estampar bolsos para los Juegos Evita. Luego les pidieron remeras deportivas, buzos para egresados, camperas para colegios, gorras. “Todo lo que ganamos lo fuimos invirtiendo en equipamiento, insumos y máquinas como el plóter de impresión para sublimar, que pudimos adquirir en gran parte con micro y mesocréditos otorgados por el IMFC a través de las gestiones de la Red Textil Cooperativa, de la que somos parte”, cuenta la secretaria de Sion.

Con los años, a los trabajos de serigrafía y sublimado, se les sumaron los de costura y crearon la marca Cleman, una unión de letras que representa las iniciales de la familia. Con una mesa de casi cinco metros de largo y una tabla para cortes, es la misma Cisterna la que oficia de costurera con las máquinas overlock, la recta o la collareta industrial. “Al principio no tenía ni idea de cómo coser a máquina, pero aprendí a manejarlas con un curso que hice en el INTI, otro que tomé en la Red Textil y cuando me trabo con algo que no sé, lo busco en tutoriales de YouTube”, cuenta la mujer, que además le transmite esas enseñanzas a Juan Pablo Correa, síndico de la cooperativa.

En tiempos de comercio online, la cooperativa vende a través de Mercado Libre y de su página de Facebook, además de un local de venta al público. “Hacemos envíos al interior, pero mucha gente viene directamente y necesitamos ese espacio para recibirlos”, dice Andrea García, asociada encargada de las redes sociales y las fotografías. La cooperativa brinda además asistencia a comedores y copas de leche de la zona.

 

Por Ulises Rodríguez para Revista Acción