03 de Diciembre de 2021

Vuelve la Feria del Productor al Consumidor a Agronomía.

Luego de casi 2 años, este 4 y 5 de diciembre la Feria se realiza nuevamente de manera presencial en la Facultad de Agronomía de la UBA.

La “Feria más linda”, como suelen decir quienes la conocen y difunden, vuelve a la presencialidad luego de casi 2 años de haber cerrado con motivo de la pandemia.

Desde entonces, se sucedieron una serie de realizaciones virtuales de la Feria, con mucho esfuerzo, con el objetivo de que les productores pudieran seguir comercializando sus productos y también para que no se pierda el vínculo con les consumidores habitúes de la Feria.

En conversación con el programa de radio Mundo Hormiga de la Cooperativa Huvaití, Carlos Carballo, uno de les fundadores de la Feria y también coordinador de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (CALISA-FAUBA), reflexionó sobre el proceso histórico de la Feria y su vuelta a la presencialidad en el Facultad de Agronomía luego de su última edición en Marzo de 2020.

“Creo que la feria venía atravesando un proceso de crecimiento en cantidad y calidad y que de alguna forma enfrentaba problemas propios vinculados a ese crecimiento y problemas que tenían que ver con el espacio, con el vínculo con la comunidad, con el vínculo con la facultad”. Carballo se refirió al éxito que venía teniendo la feria y la atracción que generaba hacia nuevos feriantes que veían ahí la posibilidad de generar más trabajo, lo cual llevo a generar un colectivo de 220 feriantes organizados y participando de manera asamblearia en las decisiones del espacio. Y explicó también que se fueron sumando muchos otros feriantes en la periferia de la feria, lo cual fue generando un sinfín de dificultades.

Esa situación previa a la pandemia, también genera un sentido para la vuelta, que se suma a la situación ocasionada por el covid-19. Muches de quienes la integraban han tomado otros caminos en estos casi 2 años y la vuelta se realizará, considerando los protocolos de la Facultad, con alrededor de 80 feriantes.

En este momento, la vuelta presencial de la Feria de Agronomía se piensa y va realizar como ese espacio de reencuentro con amigos, con consumidores y de los propios feriantes entre sí. Se prioriza eso.

El 65% de los puestos, siguiendo con el espíritu de la Feria, estarán ligados a alimentos frescos, frutas y hortalizas puestos a disposición de la comunidad, por distintos colectivos con muy distinta experiencia. Porque además de emprendedores, algo que siempre la caracterizó es la enorme cantidad de colectivos, asociaciones de comercialización, cooperativas, redes y proyetos con distintos actores. Un universo muy rico en variedad de productos sanos, artesanales, cooperativos de todos los lugares del país. También plantas, flores, aromáticas, plantines, comercialización de alimentos elaborados directamente para consumir en la feria o para llevar al hogar, alimentos para celíacos, veganos, vegetarianos, comidas típicas. También habrá artesanías en cerámica, trabajos en cuero, metal, libros, entre muchas cosas más vinculadas también a la cultura y la recreación.

Sin embargo, para evitar las aglomeraciones, cumpliendo con los rigurosos protocolos de la Facultad de Agronomía y de la Universidad de Buenos Aires, hay muchas de las actividades que se realizaban históricamente que en esta ocasión no van a poder ser parte. Algo muy importante de la feria siempre tuvo que ver con la construcción y la comunicación de su identidad en torno a los debates que se promovían con relación al consumo responsable, la agroecología, el etiquetado, la política pública, o los talleres de formación sobre huerta o cocina saludable, los números artísticos y presentaciones. En este contexto, adelanta Carballo, no va a ser posible desarrollar esas actividades.

Todas las tareas vinculadas a la organización, armar y desarmar los puestos, los aspectos sanitarios y de limpieza, van a seguir estando en manos de les propies feriantes. Y el proceso colectivo de toma de decisiones sobre cómo organizarla. Según Carballo, ese sigue siendo un ejemplo absolutamente único en el país y “nos parece maravilloso, estamos muy felices de que a pesar de todas las dificultades que han traído la pandemia en la vida de cada uno de nosotros, ese espíritu autogestionario y solidario se haya podido mantener”.

Carballo también resalta como una de las cosas más importantes de la Feria a sus visitantes, que en gran medida “demuestran estar interesados o sensibles al esfuerzo de la economía social y solidaria, el comercio directo sin intermediarios, el conocer al otro y que el otro tenga la predisposición para contar, explicar con toda la paciencia y todo el tiempo del mundo qué es lo que está ofreciendo; eso le da un sentido y una calidad muy profunda al vínculo que se establece con el consumidor, con el ciudadano. Una cosa es revender y otra cosa es vender lo que uno produce con mucho amor”. Para el feriante, continúa Carballo, “la gente que circula por la feria son nuestros amigos, nuestras familias amigas, porque es un espacio de encuentro que además está facilitado por un entorno muy bonito, muy cuidado, muy seguro, para la amistad y la familia. Ese es el clima, amable, con buena onda y por eso muchos de nuestros feriante dicen que están en la feria más linda”.