El huevo y la gallina. Mejor alimentación humana y animal.
Enfocada en el bienestar agroalimentario, la cooperativa bonaerense Coobiagro cría tres mil aves con alimento orgánico.
El huevo es uno de los alimentos más comunes: revuelto, frito, pasado por agua, duro, roto, en omelette o en tortilla, son las distintas maneras de rendirle honor. Y aunque en su forma y color externo, ya sean blancos o marrones, parece no haber diferencia, las hay y muchas. Conocer de qué se alimentan las gallinas que los ponen es vital y así lo entienden los cuatro fundadores de la Cooperativa del Bienestar Agroalimentario, Coobiagro, que produce huevos orgánicos en la localidad bonaerense de Berazategui.
Su tesorero, el ingeniero agrónomo Miguel Giannattasio, cuenta que la cooperativa nació hace dos años y que en un comienzo tenía un componente familiar, ya que a sus fundadores los unía una amistad previa. «La idea era focalizarnos en el bienestar agroalimentario y nos quedamos con la producción de huevos porque pensamos que era lo más fácil», cuenta y resalta que «el objetivo es brindar una mejor alimentación, tanto para el ser humano como para los animales». Para lograrlo, es esencial que las gallinas consuman alimento orgánico: «No tiene pesticida, herbicida, agroquímicos ni fertilizante, por lo tanto, el huevo no debería tener nada de eso», explica Giannattasio.
Aves premium
En un terreno de 16 hectáreas de las que utilizan una hectárea y media y con alrededor de 3.000 gallinas, Coobiagro cuenta con una producción diaria de 2.100 a 2.200 huevos orgánicos. «La producción de estos animales es muy variable porque hay muchas condiciones que la alteran», explica el síndico Diego Vaamonde y cuenta que «este verano, que hizo de 35º a 40º, cayó muchísimo, llegando a un mínimo de 1.000 huevos diarios y hubo días que fue más baja aún». Para manejar este tipo de vicisitudes cuidan mucho a las gallinas para evitar que se enfermen «porque no podemos darle antibióticos». «En realidad no se pueden enfermar ni ellas, ni el silo de alimento orgánico; si hay gorgojos en el alimento, tenemos otro problema» resalta Vaamonde, quien advierte que hay muchos cuidados extras, como que no se contagien de gripe aviar.
Al recorrer el campo se observan tres grandes gallineros con un acondicionamiento ideal para la crianza de gallinas. «Somos los productores más grandes de huevos orgánicos certificados», revela Cenfagna y explica que «otra característica importante está vinculada al espacio, porque hay quienes tienen siete gallinas por metro cuadrado dentro del gallinero y nosotros disponemos de cuatro metros cuadrados por gallina». Mientras que en el mismo espacio algunos crían 28 gallinas, la cooperativa solo cría un ave.
Además de ser más saludables, a ojos vista el huevo orgánico también es distinto: el color de la yema es más brillante, la clara más viscosa y el sabor es diferente. La clientela se concentra básicamente en Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires porque aún la producción es chica y así lo señala Armando Cianfagna: «Tenemos unos 30 clientes y una lista de otros 30 que están en espera porque encontramos un nicho donde no hay huevos orgánicos».
Si hablamos de huevo «hay toda una gama» y el presidente de la cooperativa lo detalla: «Está el que dicen viene de gallina libre que es la que está en el piso; están las enjauladas, y la gallina que, aparte de estar en corral y en piso sale a pastorear y después completa con alimento balanceado común». En el caso de Coobiagro, el alimento de las aves es polenta de campo, producida por el único molino que hace el alimento orgánico certificado. «Todos los productores que sembraron maíz, soja o girasol para hacer ese alimento fueron inspeccionados para que no usen ningún agroquímico; estas gallinas comen más sano que nosotros», sintetiza Vaamonde.
Los huevos, que vienen presentados en un llamativo y cuidado packaging, son solo para venta mayorista. «La idea es seguir creciendo porque se está vendiendo mucho y eso estimula la producción», dice el tesorero Giannattasio y confirma que las gallinas ponedoras superaron las primeras expectativas. «Al principio, las gallinas ponían 1.000 huevos todos los días y nos preguntábamos cómo íbamos a hacer con todo eso». Hoy los canales de venta incluyen a «Alimentos Cooperativos», «Paralelo Orgánico» y el Mercado Central que, según los cooperativistas, resultó «un gran espaldarazo».
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Fuente: Revista Acción