El Atlántico fue, durante mucho tiempo, uno de los dos diarios históricos de Mar del Plata hasta que un día los empresarios que lo manejaban tomaron la decisión de dejar de imprimirlo y al unísono despedir a sus trabajadores. Tras el shock inicial que significa perder la fuente laboral y quedarse en la calle, lejos de resignarse, un grupo de integrantes de esa redacción sintió el impulso y la necesidad de determinar qué hacer y cómo seguir.
Con la sucesión de varias asambleas llegaron a la conclusión de que lo mejor era crear un sitio digital que pudiera contener muchas de sus inquietudes y de las cuestiones que habían visto que no funcionaban en los medios tradicionales.
Se propusieron hacer un periodismo «en la calle» que no se «limite a reproducir lo que sucede en el orden social y económico, sino que se asuma como una vía más hacia un cambio social». Con esa premisa fundaron la Cooperativa de Trabajo La Redacción que alberga al medio de comunicación Qué digital, nacido formalmente el 1° de octubre de 2014, cuando el sitio apareció en línea por primera vez en la web. Aunque el punto de partida comenzó varios meses antes cuando este equipo de periodistas empezó a darle forma al medio y en simultáneo a la cooperativa que, lentamente, fue avanzando con los trámites y el registro legal.

Multiplicarse 
A la hora de analizar cómo es hacer periodismo en una ciudad grande como Mar del Plata, Joaquín Lledó, editor y secretario de la cooperativa, le cuenta a Acción que «uno de los primeros objetivos fue no tener ningún tipo de atadura para hacer nuestro contenido y que lo publicado en nuestro medio se rija por un interés periodístico que busque un compromiso social o de cambio».
Esa decisión editorial de la cooperativa periodística le permite abordar distintos temas de la agenda de la ciudad sin condicionamientos y al mismo tiempo reflejar cuestiones sociales que, muchas veces, los grandes medios ocultan.
«La mayor parte del tiempo se muestra la Mar del Plata turística, la que todos quisiéramos ver, pero también hay un montón de realidades que son parte de esa Mar del Plata que muchas veces está invisibilizada».
Desde su nacimiento la cooperativa estuvo conformada por seis personas. Con los años tuvo modificaciones y cambios manteniendo a los integrantes del proyecto original y sumando gente al plantel a partir de las necesidades del medio.
Una de esas incorporaciones es Sebastián Alí, quien llegó en 2016 a partir de una búsqueda laboral para cubrir una vacante en el área deportiva del sitio y poco tiempo después pasó a formar parte del staff y a participar de la administración de la cooperativa.
«El medio se organiza a través de dos horarios principales, donde hay editores en la mañana y después a la tarde. A partir de ahí se van delineando las actividades que se realizan», le cuenta Alí a Acción.
Al ser una cooperativa y un medio con pocos integrantes la organización es clave. «Generalmente nos tomamos un día a la semana para ver qué coberturas queremos hacer y cuáles no, en virtud de la coyuntura o cuestiones que salen de la agenda y que tenemos ganas de replicar a través de Qué digital».

Sin empresarios
Entre las periodistas mujeres de La Redacción se encuentra Alina Rodríguez Martín quien se ocupa, desde 2018, de la sección Cultura. 
«Trabajar en un medio cooperativo ya de por sí marca una diferencia. Me doy cuenta cuando por ejemplo hago notas telefónicas con artistas nacionales y al presentarme como integrante de una cooperativa se abren diferente, ya que la mayoría es como que abrazan esta idea del periodismo sin empresarios mediante», dice a Acción la redactora.
Alina destaca que no tiene un jefe que le diga lo que tiene que hacer: «Voy buscando qué es lo más relevante o lo que puede llegar a generar un interés». 
Rodríguez Martín resalta que además de ser periodista y cooperativista es mamá. «Muchas veces me pregunto si podría ejercer mi oficio en otro tipo de medio y la respuesta siempre es no».
El resto de La Redacción está integrada por Julia Drangosch, que es editora; el reportero gráfico Luciano Gargiulo; el redactor Federico Iavagnilio; y el programador Gerónimo Doljanin.

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Fuente: Revista Acción